Estamos acostumbrados a entender el ingenio como la capacidad para imaginar o inventar cosas combinando con inteligencia y habilidad los conocimientos que poseemos y los medios que disponemos. No es tan conocida la ingeniería inversa, que es la capacidad para aplicar este ingenio a la tarea de descomponer y entender sistemáticamente algo que ya ha sido construido, para aprender de su funcionamiento y sus comunicaciones al interactuar con otros componentes.
La ingeniería inversa se ha convertido en una herramienta valiosa para analizar la seguridad final de productos como drones, dispositivos IoT e incluso coches, puesto que permite verificar los mecanismos de seguridad implementados en los productos analizados de una manera práctica frente a ataques como la manipulación o el espionaje industrial.